domingo, 23 de julio de 2017

¿QUÉ SIGNIFICA SER ESCRITOR?


¿QUÉ SIGNIFICA SER ESCRITOR?
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Suele suceder que cuando una persona decide lanzarse a la aventura de escribir, emplee como motivo estético de sus creaciones su propia vida. Este impulso autobiográfico parte de un presupuesto ingenuo, cándido y romántico: ¡Voy a escribir las cosas lindas que me pasaron en mi niñez! El crítico literario frunce severamente el ceño y pregunta: ¿Y a quién le podrán interesar tus histonas de niñez? ¿Qué de valor literario puede tener eso? La respuesta sería esta: Lo literario quizás no esté en el tema -que quizás es vano y pueril-, pero sí en el tratamiento del mismo.

La sustancia no estaría en el odre, el saco de cuero que guarda el vino. Sino en el vino mismo que se vierta en él. La magia está en: ¿Cómo obtener ese vino? Estoy férreamente en contra del autobiografismo. A mis lectores no los tengo por qué aburrir con mis cándidas historias de vida, que al fin y al cabo son solo mías.  Siempre los llevaré a otros mundos del aquí y del ahora, con la magia infinita de la realidad genérica, no de la realidad vivida. Con la magia del: alguna vez, quién sabe dónde y quién sabe quién… Emancipado completamente de referente biográfico o real inmediato alguno. Considero que eso es ser escritor. Lo otro es simplemente hermosear con palabras las imágenes que el propio mundo alguna vez nos mostró. Y esa es una forma de hacerle trampa al lector.

Madrid – Cundinamarca
Julio 23 de 2017




lunes, 10 de julio de 2017

RESPUESTA A RODRIGO LLANOS ISAZA

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RESPUESTA A RODRIGO LLANOS ISAZA
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Dr. Rodrigo Llanos Isaza, con todo respeto, pero yo cuestiono fuertemente al Partido Liberal Colombiano. Ha sido el gran ausente en los grandes debates nacionales de las últimas décadas, lo cual lo dota de una actitud pasiva, timorata y connivente ante las evoluciones (y muchas veces imposiciones) de la derecha. Le pongo algunos ejemplos concretos. No fue determinante en el proceso de la Séptima Papeleta de 1991, como quizás sí lo fueron otros partidos emergentes en ese momento; las negritudes y los indígenas irrumpieron entonces en la arena política nacional por la fuerza propia de sus movimientos políticos, no por apalancamiento de un oculto y asustadizo partido que dice ser y llamarse liberal, supuesta cuna y garante de todas las libertades dentro del Estado. Fue y sigue siendo el gran ausente en torno a temas álgidamente actuales como la comunidad LGTBI, el aborto, la aprobación de la dosis personal de droga y la legalización del uso terapéutico de la marihuana, ente otros.  ¿Dónde estaba el Partido Liberal Colombiano cuando las derechas nacionales se tomaron por asalto la recién elaborada Constitución de 1991 y la sometieron a una cruel y sistemática contra reforma, que la mutiló seriamente, dejándola reducida a lo que actualmente es? Más recientemente: dónde ha estado el Partido Liberal Colombiano para honrar su flamante consigna: “Las oportunidades son para todos”; y mostrarse apático, frío e indiferente ante el hecho innegable que el gran capital colombiano se ha apoderado del sistema de salud, para convertirlo en lucrativo negocio privado (De EPS, ARL e IPS) que beneficia a unos cuantos y relega a la inmensa masa desposeída de compatriotas. ¿Cuál POS? ¿Acaso nuestra Constitución no dice que uno de los derechos de los colombianos es el acceso a la salud? ¿El partido Liberal Colombiano ha defendido eso en la palestra pública?  El Partido Liberal Colombiano ha formado y sigue formando parte de esas pavorosas maquinarias electoreras colombianas, que toman por asalto las áreas rurales en tiempos de elecciones, movilizando campesinos en buses contratados ex professo para darles un tamal o unas baratijas a cambio de un voto. Conciencia vendida a cambio de nada, para luego darles ominosamente la espalda durante el cuatrienio de gobierno a esos depauperados campesinos. Y si Ud. Me va a decir que no es así: ¿Por qué los liberales colombianos no han denunciado dichas prácticas, que son proverbiales en áreas como los llanos y la costa? (Yo mismo las he presenciado y las he vapuleado en su momento). ¿Y qué han hecho los Directorios Liberales locales, ante mis denuncias? Silencio, silencio, y más silencio. De los pocos liberales reales, convencidos y actuantes en el PLC de que yo haya tenido noticia, Jorge Eliecer Gaitán Ayala, porque Luis Carlos Galán no me acaba de convencer. Y más atrás, Alfonso López Pumarejo y el Gral. Rafael Uribe Uribe. De la década del 40 hacia esta parte el PLC se anquilosó, se volvió monolítico, callado y enteramente ausente. Actitud esta que no ha abandonado aún hoy en día. Soy un filósofo, igual que lo fue Ezequiel Rojas, el fundador del PLC en 1848, cuyas máximas veo cada vez más desdibujadas en las entretelas del clientelismo y los intereses de barones y castas electorales en que veo sumido al PLC. ¿Por qué el PLC no ha puesto sobre el tapete la necesidad inaplazable de reescribir la historiografía colombiana, elaborada en los viejos y obsoletos moldes de la teoría del culto a los Héroes de Thomas Carlyle; y reemplazarla por una historia más crítica, social, objetiva y científica?  Una historia hermoseada por la Iglesia Católica Colombiana, que ya viene reclamando hace años una visión más profunda, amplia y periférica. Y no esa vieja historia de Henao y Arrubla, que tanto daño ha hecho en las mentalidades colombianas y en nuestros niños y jóvenes, por sus concepciones reaccionarias y tradicionistas; en donde se realza lo bueno y se oculta, minimiza o borra lo malo de nuestro acontecer histórico.

La legitimas ideas de cuño liberal son algo más que un trapo rojo con una estilizada ele, que un himno y unas máximas que se corean pero que no se cumplen. En Colombia no hay un partido auténticamente liberal, porque como dice la sabiduría popular colombiana: Pa´ godos los liberales de Colombia.


NABONAZAR COGOLLO AYALA
Julio 10 de 2017


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