RESPUESTA A RODRIGO LLANOS ISAZA
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Dr. Rodrigo Llanos
Isaza, con todo respeto, pero yo cuestiono fuertemente al Partido Liberal Colombiano.
Ha sido el gran ausente en los grandes debates nacionales de las últimas décadas,
lo cual lo dota de una actitud pasiva, timorata y connivente ante las evoluciones
(y muchas veces imposiciones) de la derecha. Le pongo algunos ejemplos
concretos. No fue determinante en el proceso de la Séptima Papeleta de 1991, como quizás sí lo fueron otros partidos
emergentes en ese momento; las negritudes y los indígenas irrumpieron entonces
en la arena política nacional por la fuerza propia de sus movimientos políticos,
no por apalancamiento de un oculto y asustadizo partido que dice ser y llamarse
liberal, supuesta cuna y garante de todas las libertades dentro del Estado. Fue
y sigue siendo el gran ausente en torno a temas álgidamente actuales como la
comunidad LGTBI, el aborto, la aprobación de la dosis personal de droga y la
legalización del uso terapéutico de la marihuana, ente otros. ¿Dónde
estaba el Partido Liberal Colombiano cuando las derechas nacionales se tomaron
por asalto la recién elaborada Constitución de 1991 y la sometieron a una cruel
y sistemática contra reforma, que la mutiló seriamente, dejándola reducida a lo
que actualmente es? Más recientemente: dónde ha estado el Partido Liberal
Colombiano para honrar su flamante consigna: “Las oportunidades son para todos”; y mostrarse apático, frío e
indiferente ante el hecho innegable que el gran capital colombiano se ha
apoderado del sistema de salud, para convertirlo en lucrativo negocio privado (De
EPS, ARL e IPS) que beneficia a unos cuantos y relega a la inmensa masa desposeída
de compatriotas. ¿Cuál POS? ¿Acaso nuestra Constitución no dice que uno de los
derechos de los colombianos es el acceso a la salud? ¿El partido Liberal
Colombiano ha defendido eso en la palestra pública? El Partido Liberal Colombiano ha formado y
sigue formando parte de esas pavorosas maquinarias electoreras colombianas, que
toman por asalto las áreas rurales en tiempos de elecciones, movilizando
campesinos en buses contratados ex professo para darles un tamal o unas baratijas
a cambio de un voto. Conciencia vendida a cambio de nada, para luego darles
ominosamente la espalda durante el cuatrienio de gobierno a esos depauperados
campesinos. Y si Ud. Me va a decir que no es así: ¿Por qué los liberales colombianos no han denunciado dichas prácticas,
que son proverbiales en áreas como los llanos y la costa? (Yo mismo las he
presenciado y las he vapuleado en su momento). ¿Y qué han hecho los Directorios Liberales locales, ante mis denuncias?
Silencio, silencio, y más silencio. De los pocos liberales reales, convencidos
y actuantes en el PLC de que yo haya tenido noticia, Jorge Eliecer Gaitán
Ayala, porque Luis Carlos Galán no me acaba de convencer. Y más atrás, Alfonso López Pumarejo y el Gral.
Rafael Uribe Uribe. De la década del 40 hacia esta parte el PLC se anquilosó,
se volvió monolítico, callado y enteramente ausente. Actitud esta que no ha abandonado
aún hoy en día. Soy un filósofo, igual que lo fue Ezequiel Rojas, el fundador
del PLC en 1848, cuyas máximas veo cada vez más desdibujadas en las entretelas
del clientelismo y los intereses de barones y castas electorales en que veo
sumido al PLC. ¿Por qué el PLC no ha
puesto sobre el tapete la necesidad inaplazable de reescribir la historiografía
colombiana, elaborada en los viejos y obsoletos moldes de la teoría del culto a
los Héroes de Thomas Carlyle; y reemplazarla por una historia más crítica,
social, objetiva y científica? Una historia
hermoseada por la Iglesia Católica Colombiana, que ya viene reclamando hace
años una visión más profunda, amplia y periférica. Y no esa vieja historia de Henao
y Arrubla, que tanto daño ha hecho en las mentalidades colombianas y en
nuestros niños y jóvenes, por sus concepciones reaccionarias y tradicionistas;
en donde se realza lo bueno y se oculta, minimiza o borra lo malo de nuestro
acontecer histórico.
La legitimas ideas
de cuño liberal son algo más que un trapo rojo con una estilizada ele, que un
himno y unas máximas que se corean pero que no se cumplen. En Colombia no hay
un partido auténticamente liberal, porque como dice la sabiduría popular
colombiana: Pa´ godos los liberales de Colombia.
NABONAZAR COGOLLO
AYALA
Julio 10 de 2017