EL TURISMO SANANDRESANO
DEBE SEGUIR MEJORANDO
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
La isla de San Andrés es sin lugar a dudas el lugar más paradísiaco
de todo el país, sede gubernativa del Departamento
Azul de Colombia. Constituye un verdadero placer visitar San Andrés durante
una o dos semanas cada año, como fue mi reciente experiencia. Cada año cuando
la visito, suelo analizar con ojo crítico y avizor, las agudas problemáticas de
la isla, echando de ver –obviamente-, los muchos aspectos positivos que se dan
en torno a la industria turística sanandresana, porque también los hay y
muchos.
Señores detentadores (entiéndase gerentes, administradores y
personal de atención al público en general o dependientes) de la industria turística
en sus diferentes frentes: tanto acomodación (hoteles y posadas), como de bares
y restaurantes. Por favor, no se les olvide jamás este sabio principio de la acomodación:
¡Turista satisfecho atrae más turistas! Luego
de observar la forma como los dependientes de algunos hoteles, tiendas de ropa,
calzado, almacenes de lociones y cremas. Y luego de analizar la calidad misma,
o bien del producto adquirido o del servicio contratado, los ítems que pude establecer
al respecto fueron los siguientes:
-1. TONO DE POCOS
AMIGOS AL MOMENTO DE ATENDER AL CLIENTE. En
algunos restaurantes y hoteles la calidad en la atención al público deja mucho
que desear. Noté que la muletilla ¡Amigo!
está muy en boga en el momento de romper el hielo con el turista que entra a un
punto comercial. Cierta noche, tipo 7:30 pm, llegué a un conocido restaurante
en la avenida 20 de julio. La chica que me atendió me recibió con esta frase, espetada
en tono altisonante y a unos 3 metros de distancia de donde yo estaba:
- ¿Qué quiere,
amigooooo?
A lo cual yo le respondí, en el mismo tono, con la frase
análoga…
- ¡Pues cenar,
amigaaaaa!
La chica cayó en cuenta del velado mensaje que yo le
enviaba y se sonrió, para atemperar un poco el encontronazo inicial en torno a
la oferta del servicio de alimentación. La frase subsiguiente ahora fue…
- ¡Buenas noches, señor!
¿En qué le puedo servir?
- ¡Buenas noches
señorita! Con cordialidad y buenos modales es un gusto ser atendido…
MORALEJA: señores dependientes, ser amables no les cuesta nada. Y sí
satisface al turista en la necesidad que los lleva a su punto comercial o de alimentación.
No olviden los ocho principios de oro:
(1)
Saludar amablemente.
(2)
Sonreír.
(3)
Ofertar el servicio (menú disponible) con amabilidad.
(4)
Evitar el tono autoritario y las frases descalificadoras.
No se trata de casar peleas innecesarias sino de servir y de la mejor manera
posible.
(5)
No descuidar al cliente y atenderlo en todo momento.
(6)
Mostrarse con óptima presentación personal, pulcros(as).
Los hombres, en lo posible, no llevar vello facial.
(7)
Ofrecer un servicio de dispensación de los alimentos, higiénico
e impecable. Jamás servir platos o vasos chorreados ni alimentos con deficiente
preparación.
(8)
Esmerarse en la calidad integral del servicio: atención,
dispensación alimentaria, servicio de cubertería esterilizado, devolución completa
del dinero sobrante, etc.
-2. DEFICIENTES
PROCESOS DE HIGIENE Y ASEPSIA EN LA MANIPULACIÓN DE ALIMENTOS.
Tanto en la oferta de alimentos en ventas populares como en
algunos restaurantes y unos puntos de comida rápida, eché de ver los siguientes
aspectos:
-Quienes manipulan los
alimentos no usan tapabocas y otros tampoco usan guantes de nitrilo o análogos.
-Quien recibe el dinero
y da vueltas, es el mismo que eventualmente manipula los alimentos y/o bebidas.
-Algunas personas con
afecciones pulmonares (gripa, tos, catarro), manipulan alimentos y expectoran
encima de estos. O bien, estornudan, todo lo cual constituyen factores graves de
contaminación de los alimentos dispensados.
Entre las personas que se hacen a la orilla de la Peatonal con una mesa llena de alimentos
típicos de la comunidad raizal de la isla, no he visto a ninguno(a) que cumpla
con normas mínimas de asepsia en los alimentos que expenden. He podido
constatar que no usan guantes de nitrilo ni tapabocas, durante el proceso de expendio
del ceviche de camarón o para cortar y servir los pies de manzana o las tortas de batata, entre otros alimentos (que,
dicho sea de paso, prometen ser muy buenos, pero sin las normas mínimas de higiene
y aseo, tanto en su preparación como dispensación, difícilmente serán fiables
para el consumo humano en general).
Por cierto, que, me acerqué a una señora raizal que vende
los precitados alimentos en una avenida en inmediaciones de la Peatonal. En esencia el diálogo fue el
siguiente:
- ¡Su merced, buenas
tardes!
-Ummmm ¿qué quieres tú?
- ¿De casualidad tendrá
torta de yuca o enyucado?
- ¡No! Nosotras no
vendemos eso... Nosotras vendemos es la comida propia de la isla no vainas
pañas…
- ¡Ah, ¡qué bien! ¿qué
me puede ofrecer entonces?
-Mira, lo que ves aquí...
Pie de piña, torta de coco, torta de batata…
- ¡Qué interesante!
Solo que no conozco ninguno de estos platillos, sería interesante degustarlos
para saber si al turista le llaman la atención o no…
- ¡Yo no te voy a dá
na´! Aquí es pagando, amigo…
¡Mi señora, nunca dije
que no le fuera a pagar, dado el caso! Solo sugerí que cuando se trata de alimentos
típicos de la isla, que uno no conoce, sería deseable una degustación- una
pequeña porción-, para introducir el alimento exótico en el paladar del visitante.
No es más…
- ¡Eso son inventos pañas!
Aquí es con plata en mano y si no, nada, amigo…
- ¡Su merced, le
agradezco! Ha sido usted muy amable… Voy a buscar una Porción de enyucado con
una palenquera por los lados de la Peatonal… ¡Hasta luego!
- ¡Adiós, cachaco! ¡Vienes
a la isla y no apoyas la comida isleña! Vete…
Aparte de lo tenso que fue el breve diálogo, la señora no tenía
elementos mínimos de asepsia. Y espantaba las moscas que sobrevolaban los recipientes
de los alimentos ofertados, con una escobilla de cerdas largas. Los comentarios
despectivos de la señora hacia la comunidad Paña
los ignoré por completo. Al fin y al cabo, lo que yo estaba haciendo era un
breve experimento social, del cual dejo constancia aquí en este artículo para
deleite de mis lectores. Juzguen ustedes mismos la calidad de la escena descrita
en el diálogo anterior en sus diversos frentes (amabilidad, atención al cliente y asepsia).
MORALEJA: Los únicos que hace caso omiso de las normas mínimas de
asepsia, valga aclarar, no son algunos de los expendedores de platillos típicos
isleños, también algunos de los expendedores de cocofresa y cocoloco, algunos vendedores
de ceviche y comidas de mar; las palenqueras, algunos vendedores populares de
dulces y comidas rápidas y frituras. Igualmente, algunos de los vendedores callejeros
de fruta.
Señores expendedores de alimentos en la isla de San Andrés:
Nunca descuidemos las normas básicas de higiene y asepsia en todo el proceso de
elaboración y manipulación del alimento, a saber: (1) Preparación (2) Envasado (3) Dispensación (4) Conservación.
Si uno de sus clientes (sea nacional o extranjero) se
llegara a enfermar por un alimento que haya consumido, vendido por ustedes en malas
o deficientes condiciones de salubridad, podrían ser objeto de una demanda
penal, cuidémonos en todo momento de semejante riesgo. Que nuestro lema sea: ¡Asepsia integral!
-3. ALGUNOS ALMACENES
DE LOCIONES, CREMAS Y PERFUMERÍA OFRECEN OFERTAS ENGAÑOSAS CON PRODUCTOS
ADULTERADOS
No me pasó esta vez. Me pasó la primera y única vez en 2017.
Me fui todo contento el último día de mi estadía en la isla, a comprar colonias,
cremas y lociones para amigos y familiares, en algunos almacenes –muy elegantes,
por cierto- de North End. Hice
compras por 400 mil pesos. Yo conozco muy bien la colonia francesa Jean Naté, after bath. Y muy satisfecho compré una de litro… ¡Pobre iluso! Cuando llegué a Bogotá pude constatar
que el envase plástico de la loción no tenía el sello de seguridad y la calidad
de la loción se reducía a cierto colorante amarillo-verdoso (que imitaba mal el
original), un odorizante rebajado y abundantes cantidades de alcohol. Las
cremas que le regalé a mi esposa y amigas, eran por el estilo. Ninguna venía con
sello de seguridad de fábrica. Y las cremas estaban rebajadas con aceite barato
de coco, según me constató un amigo químico en la capital de la república.
En esta oportunidad entré a varios almacenes elegantes y
exclusivos de North End,
especializados en cremas y lociones. Pude comprobar yo mismo que los envases de
las supuestas lociones originales venían sin sello original de fábrica, es
decir, venían abiertos. Y los precios oscilaban entre 80 mil pesos a 250 mil
pesos y más. ¡Y ninguna venía con sello de fábrica original!
MORALEJA: ¡Señores expendedores de lociones, cremas, perfumes y
afines! Superemos el ventajismo, la inadmisible
tendencia generalizada a aprovecharse de la buena fe de los compradores ya sean
nacionales o extranjeros. Engañar al cliente no es ciertamente una buena política,
porque, por ejemplo, a mí me engañaron una vez y créanme que no me vuelve a
suceder. ¡Y advertiré a mis ex alumnos y amigos en general para que cuando
vayan a la isla, no se dejen engañar por los cantos de sirena de 5 lociones o cremas
por 25 mil pesos! Repito: Turista
satisfecho atrae más turistas. Turista timado o engañado, espanta o advierte a los turistas
del futuro…
CONCLUSIONES: El Departamento Archipiélago
de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es el Departamento Azul de Colombia. Quizás el más bello. Pero para que
un número significativo de turistas, nacionales y extranjeros, escojan las
islas como sitio vacacional, debemos mejorar ciertos procesos, optimizar unas
actitudes y abandonar ciertas odiosas prácticas de ventajismo torpe y miope que espanta
la clientela.
Atendamos bien al turista,
no veamos en él un enemigo con quien casar peleas, veamos una persona a quien
debemos dejar contenta e integralmente satisfecha, para que el año siguiente vuelva
y si es posible, con familiares y amigos. Seamos amables, atentos, cordiales,
al recibir, al atender y al despedir al turista. Seamos éticos y esmerados en
la preparación de los alimentos. E igualmente honestos en la dispensación de productos
nacionales y extranjeros. Si todo esto lo hacemos, llegará el día en que el
Departamento Archipiélago será la Meca del turismo nacional y extranjero en el Caribe, para beneficio de todos en las islas. Porque como dijo la inspiración inmortal de Miss Chiqui, la compositora raizal María Cecilia Francis Hall, en su inigualable canción-himno...
Take me back to my San Andres
To the wave and the coral reefs...
Back to be where the sunshine bright
Where the sea changes colors day and night
Marzo 13 de 2019, Bogotá (Colombia)