LA BELLA CUMPITIPARLA
(Artículo)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Trabajo con varias empresas como capacitador de estudiantes
de los grados décimo y undécimo, con miras al Examen de Estado de cada año. Este
agradable trabajo me lleva a viajar por varios municipios de Colombia varias
veces a lo largo del año, incluida la isla de San Andrés. En uno de esos viajes
–que pueden durar, uno, dos, hasta tres días-, alterné en las jornadas de capacitación
con unos docentes. Cierto día mientras desayunábamos (omito nombres exactos de lugares, entidades y personas) la docente de español de
esa oportunidad, -muy bella, entre otras cosas, muy bien conservada pese a sus
aproximadamente 50 años-, inició un interesante discurso de autoelogio en los
siguientes términos:
- ¿Saben qué? El
Ministerio de Educación Nacional abrió convocatoria para proveer el cargo de coordinadora
nacional en el área de competencias. Inmediatamente yo me hice a un formulario,
lo diligencié y me inscribí. Me llamaron me dijeron que yo estaba súpercapacitada
para ese cargo. Que el MEN mejor optaría por alguien con una hoja de vida menos
abultada que la mía… ¡Claro! ¡Es que yo tengo Maestría en el Enfoque por
Competencias! Además de mi amplia y reconocida trayectoria en varias
universidades de Bogotá… ¿Qué tal? ¿Qué piensan, ah?
Acto seguido soltó una espléndida carcajada…
La banalidad del autoelogio no me llamó mucho la atención,
al menos en principio. Así que seguí apurando mi desayuno sin hacer mucho caso
a la profesora. El otro profesor en la mesa, intercambió algunas
impresiones con ella. Minutos después levanté
la cabeza y retomé el hilo de la conversación… La profesora remataba las
últimas evoluciones de su autoelogio con esta nueva pregunta de autoafirmación
lanzada al aire…
- ¿Quién como yo, ah?
¡Es que soy una autoridad en el Enfoque por Competencias, en Colombia!
Tímidamente me decidí a intervenir y lo hice en los
siguientes términos:
-Profesora, he leído
algunos teorizantes de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia quienes
son agudos críticos y fuertes contradictores del Enfoque por Competencias. Ellos
plantean que esa propuesta instrumentaliza el conocimiento, dado que fue lanzada
al mundo por el equipo de pedagogía de la OCDE. Esos críticos señalan que las
competencias buscan formar y egresar estudiantes dóciles, acríticos, manipulados,
seguidores de instrucciones y al servicio de las grandes maquinarias
generadoras de capitales en el mundo. Y que la tesis que subyace a la propuesta
es: Obedecer ciegamente, ponerse al servicio de la generación de capital; jamás
cuestionar ni preguntar, solo seguir instrucciones. Esa propuesta no se
ocuparía del logro, la realización personal ni la felicidad integral del
individuo. Sino de la puesta al servicio de los grandes capitales, por parte de
las juventudes del tercer mundo en América latina. Por eso la han denominado: Generadora
de mano de obra dócil, acrítica y barata. ¿Qué piensa usted de esas críticas?
¡Quién dijo miedo! La bomba de 20 kilotones de potencia de
la Fuerza Aérea de Estados Unidos,
sobre Hiroshima, el 6 de agosto de 1945 no causó quizás peores estragos ni
llamaradas que esas palabras mías en el ánimo de esa profesora.
La profesora se transformó. La señora linda y presumida de
segundos antes, muy dueña de finas formas y modales, dio paso a una especie de
basilisco furibundo, que escupía veneno, saliva y fuego; en un despliegue de
irracionalidad sin precedentes. Ese cabello largo y shakiresco se convirtió en
largas melenas tudescas, sin control alguno, a la manera de las amenazadoras víboras
enroscadas de la cabeza de Medusa. Las
palabras que aquella, antes bella boca profirió, fueron en síntesis las
siguientes:
- ¿Cómo se le ocurre
decir eso? ¡Eso es ignorancia!
-Profesora, pero cálmese…No
lo tome personal… Tampoco soy yo el que formula las críticas. Desde el
principio le dije que eran unos profesores de la Pedagógica…
- ¡No! ¿Cómo me voy a
calmar? ¡Esa es gente que no sabe nada de nada! ¡Yo he leído muchos autores
españoles que realmente sí saben de competencias! Se ponen a criticar sin saber.
Yo he trabajado con el Ministerio de Educación Nacional hace muchos años en el
tema de las competencias y el trabajo que se ha venido haciendo ha sido serio y
profundo, para que ahora me vengan a salir con esas. ¿Y qué es lo que proponen
entonces? ¿Volver a lo mismo de antes, ahh? ¿A la enseñanza tradicional de toda
la vida? ¡Gente ignorante!
-Yo no he dicho que se
descalifique ningún trabajo. Le comenté sobre unas críticas que me parecen muy
válidas en cuanto críticas, frente al enfoque por competencias. Es todo…
- ¡Es lo mismo! ¡Y es
que además esa gente es como de izquierda! (Y cuando dijo esto hizo una mueca
de repugnancia y asco en el rostro).
No es preciso decir que los niveles de desencaje emocional
de la profesora que minutos antes se autoproclamaba súpercapacitada, estaban
salidos de tono, orden y mesura. Ante esta respuesta inusitada en donde la racionalidad
era la gran ausente, opté por acabar mi desayuno y no volver a hablar. Mi
formación de caballero me impide entrar en confrontaciones con mujeres. La
profesora había cerrado los canales de comunicación completamente y todo cuanto
se dijera ella lo interpretaría como un ataque a su persona. Cuando salimos del
restaurante aun le presenté formalmente una disculpa que ella despachó de tajo…
-Profesora, no quise
incomodarla… Solo le comenté de unas críticas…
- ¡Ay no! Mire, ¿sabe
qué? No quiero volver a hablar…. Ufff
(Y se enfundó muy dignamente en un rebozo de paño color
lila y echó a caminar delante de todos).
Bueno, esta agridulce experiencia es capitalizable desde
varios enfoques y puntos de vista, veamos al menos dos, en gracia de brevedad:
(1) Desde la pedagogía y el saber científico es francamente
lamentable. Evidencia como una persona se autoproclama erudita y dueña del
saber absoluto en materia de competencias, hasta el punto mismo de no aceptar
críticas ni comentarios en contra. Esta profesora desdice con sus hechos reales
in-concreto lo que en la formalidad
dicen sus títulos y experiencia. Si está súpercapacitada ella misma no es
competente para la actividad dialectico-reflexiva, como lo evidencian esas
actitudes de reciedumbre ante el pensamiento crítico y/o divergente, hasta el
límite mismo de la irascibilidad y la negación del propio LOGOS. En el fondo se
privilegia el pensamiento dogmático, a-reflexivo.
Ella no es la única, la
primera ni la última en Colombia –huelga decirlo-; porque tristemente se ha
puesto de moda proclamar títulos que en la práctica poco y nada se ven
reflejados con habilidades y actitudes concretas. Aun cuando existen honrosas
excepciones.
(2) Desde la literatura es una maravillosa experiencia que
no dejaré pasar y que emplearé reiterativamente, para crear –quizás- una
fascinante novela. Me pone en bandeja de plata a la típica mujer con grandes
problemas en su autoestima, bella, atractiva e irónica, aunque vana y de cabeza
hueca. Que cree saberlo todo y que exige ante públicos diversos se le hagan
reverencias y pleitesías, porque ella “sabe
mucho”. Nunca jamás ha escrito un libro ni siquiera un artículo científico,
no maneja otra lengua que el español y es pésima lectora. Pero, aun así, le
exige al mundo que le hagan reverencias una y otra vez, amparada en títulos académicos.
¡Genial! Echando mano de la rica cantera hegeliana pienso que la novela bien podría
llamarse: La bella cumpitiparla[1]…
Y que bien podría iniciarse con la siguiente décima:
¡La bella cumpitiparla!
Sabe mucho, sabe tanto…
Que se llena cruel de espanto
¡Si alguien osa criticarla!
Si se busca cuestionarla…
Se convierte en amaranto
Con espinas como acanto
Contraataca al preguntarla…
Ay hermosa, triste y vana
¡Cual chicharra en la mañana!
Madrid
– Cundinamarca
Noviembre
21 de 2018
[1]
CUMPITI= Propio de, o relativo a, las competencias // PARLARE= Hablar de,
pronunciarse acerca de... (Raíces latinas).