sábado, 26 de noviembre de 2016

LA LÓGICA DE LOS NUEVOS TIEMPOS Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Resultado de imagen para alumno molesto

LA LÓGICA DE LOS NUEVOS TIEMPOS
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Profesor, si mi hijo perdió el año por su materia fue por su culpa
Usted nunca le cayó bien, decía que usted era viejo, feo, gordo y chistoso
En las clases se ponía a jugar porque no le llamaba la atención
lo que usted explicaba. Él decía… ¿Para qué me va a servir eso en la vida?

Las tareas nunca se las hizo porque usted nunca se tomó el trabajo de recordarle el día anterior que tenía que hacerlas, imprimirlas y traerlas
Las explicaciones suyas antes que gustarles le daban rabia porque decía que usted como que sabía mucho, quizás demasiado y eso lo sacaba de sus casillas. 
¡Pobrecito, mi chiquito!

Le molestaba mucho que usted le dijera que las tareas las había bajado de internet, eso era verdad pero su deber era aceptárselas
porque por algo se esforzó y se gastó medio cartucho imprimiéndolas.
Él decía que usted solo tenía que ponerle el 5,0 y ya. Y felicitarlo ante sus compañeros por juicioso y cumplidor de su deber.
¡Hubo gente que no le presentó a usted nada!

Él protestaba cuando usted lo regañaba por jugar en clases,
charlar por celular o jugar con sus distractores electrónicos. ¡Profesor! Son los nuevos tiempos, entienda. Usted limítese a dictar sus temas que él a su manera le pone atención. Eso sí, cuando él pierda la asignatura no me le venga a echar las culpas al pobre muchacho, que él qué culpa de nada tiene.
Para eso se pagaba una pensión… qué pretendía usted o qué.
Él estatua no es y quieto no se va a quedar.

Él decía que usted era un fastidioso porque en sus clases no lo dejaba sentarse junto a la novia que tenía en el curso, darle un besito, refregarse los pantalones y tocarse sus partes íntimas.
¿Qué tenía eso de malo? ¿Qué el Manual de Convivencia? ¡
Eso nadie lo cumple, no sea cansón, profesor. Ganas de montársela a mi pobre muchacho, que tiene mucho amor para dar y usted jamás entendió ni le quiso aceptar eso.

Él se enojaba mucho cuando usted no lo dejaba comerse sus onces o parte de su almuerzo en clase y compartirle a buena parte del curso. Profesor, entienda, a él le daba mucha hambre y los compañeros se antojaban de verlo comer. ¿Qué tenía de malo comerse su brontoburger con papas y una gaseosa de 16 onzas mientras usted explicaba sus temas? ¿Qué dejaba reguero en el suelo? ¡Levántelo profesor! Para eso le pagan a usted.
Levantar una mugrecita de mi niño no le va a hacer ningún daño. Por eso no me le iba a hacer anotación en el observador.
¿Es que una persona no tiene derecho a tener hambre?

Por eso insisto, profesor… ¡Si mi hijo perdió el año fue por su entera culpa!
Él solo iba diario y dispuesto a estudiar. Y usted se la montaba todo el tiempo por las cosas más bobas de la vida.
¡Mi pobre muchacho! Víctima de la tiranía de un profesor malvado.

Madrid (Cundinamarca)
Noviembre 26 de 2016

No hay comentarios.:

Publicar un comentario