miércoles, 15 de marzo de 2017

EL TURISMO SANANDRESANO VISTO DESDE LA OTRA ORILLA

EL TURISMO SANANDRESANO VISTO DESDE LA OTRA ORILLA
Nabonazar Cogollo Ayala

Luego de una estadía de quince días en San Andrés, Caribe colombiano, he ampliado la idea que antes poseía sobre la isla y sus problemáticas diversas. Quiero compartir algunas de mis experiencias con el ánimo de ponerlos sobre aviso si piensan visitar ese pedazo de Colombia frente a las costas de Nicaragua. En San Andrés los paisajes son de ensueño. 

Es quizás el departamento colombiano más hermoso por sus paradisiacos paisajes naturales. Pero hay varios aspectos que resultan altamente desestimulantes para el turista continental que escoge las islas como destino vacacional, veamos: 

(1) No existe control en las tarifas de taxis locales. Por ejemplo, se especula sin tasa ni medida en las carreras desde o hacia el aeropuerto. La aeroportuaria es de $ 25.000 y más. Si la carrera es con maletas se cobra como si fuera hacia el aeropuerto, así el destino sea distinto. Los taxis no tienen taxímetro. Se cobran las carreras a ojo de buen cubero: la mínima es de $ 8000 hasta $25000, $30000, etc. Cuando pregunté sobre esta irregularidad me dijo un taxista… ¡Erda cachaco! ¡Eso es en Bogotá, estamos en San Andrés y aquí las vainas son a otro precio! 

(2) No hay control de precios ni de calidad en la venta de productos importados de perfumería y tocador. Conviene no fiarse mucho de esas promociones espectaculares de cinco productos (champú, loción, crema, jabón líquido, etc.) por el precio de uno. Un químico residente me advirtió que se toma una loción original importada o una genérica y se rinde hasta multiplicarla en diez o doce frascos. Luego se les pone un falso sello y se venden. Cuando te vas a aplicar la flamante loción se reduce a alcohol odorizado y coloreado. Pocos almacenes se salvan de esta odiosa regla general. 

(3) Tampoco hay control de precios ni de calidad en la venta de alimentos. El famoso “corrientazo” (almuerzo corriente) no existe en San Andrés. Todos los restaurantes ofrecen comida a la carta. El almuerzo más económico viene con pollo y cuesta $9000, más la sobremesa y un modesto plato de sopa. Con pescado es de $25000 hacia arriba. Los procesos de asepsia en la elaboración y manipulación de alimentos dejan igualmente grandes dudas. 

(4) La amabilidad de algunos isleños hacia el turista no es la más plausible. La comunidad raizal evidencia su desdén hacia los continentales colombianos a quienes llaman despectivamente “pañas”, lo cual evidencia un odio fomentado desde algunas iglesias locales.

San Andrés es un bello destino turístico, pero los turistas continentales no estamos exentos de abusos por parte de cierta cultura local que la justifica. Es bueno ir, pero con precaución.

CARTA DE PRECIOS EN UNA CEVICHERÍA A LA ORILLA DE LA PLAYA
EN LA PEATONAL
CARTA DE PRECIOS EN OTRA CEVICHERÍA, ESTA DE TIPO POPULAR,  A ORILLAS DE LA PLAYA EN LA PEATONAL

CARTA DE PRECIOS EN UN RESTAURANTE TIPO CLASE MEDIA CERCA DEL MONUMENTO DE LA BARRACUDA
¡DESPIERTEN IDIOTAS! UNO DE TANTOS GRAFITIS AGRESIVOS QUE INCITAN AL ODIO ANTICOLOMBIANO EN LA ISLA DE SAN ANDRÉS.  ODIO ESTE QUE VIENE SIENDO FOMENTADO DESDE LOS PÚLPITOS BAUTISTAS DEJANDO GRAVES SECUELAS DE SEDICIÓN Y AGRESIVIDAD CONTRA LOS COLOMBIANOS CONTINENTALES. EL GOBIERNO NACIONAL DEBERÁ TOMAR CARTAS ANTE ESTE NACIENTE BROTE DE CONFLICTOS ANTES QUE PASE A MAYORES.


martes, 14 de marzo de 2017

COLOMBIA INVADIDA POR INMIGRANTES VENEZOLANOS


COLOMBIA INVADIDA POR INMIGRANTES VENEZOLANOS
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Sé indulgente cuando subas para que lo sean contigo cuando bajes.

(Refrán popular colombiano)

Con mayor énfasis a partir del año 2015 los colombianos hemos venido viendo cómo a nuestras principales ciudades llegan semana tras semana numerosos ciudadanos venezolanos, quienes huyen de la inseguridad, la falta de empleo, la falta de asistencia en materia de salud, la pérdida galopante del poder adquisitivo de su moneda (el Bolívar Fuerte) y sobre todo, del preocupante desabastecimiento alimentario y de medicinas que padece el vecino país. ¿Cómo es posible que en Venezuela haya hambruna y falta de víveres y fármacos, siendo el país considerado con las mayores reservas petroleras del mundo? Difícil de creer pero así es, hasta el punto que ello ha provocado un éxodo masivo de venezolanos, en orden de preferencia, hacia los siguientes países: Colombia, Estados Unidos, Panamá, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Perú, Ecuador, Costa Rica y Argentina, entre los principales destinos. Esta es una realidad que el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro Moros se esfuerza en desconocer y que busca a todo trance evitar que se vea reflejado en los medios noticiosos de su sufrido y amordazado país. Cuando una noticia de estas se cuela entre los medios nacionales venezolanos, Maduro truena contra ese medio noticioso, tildándolo de: fascista, anti-revolucionario, ultraderechista y mentiroso, como ya ha pasado alguna vez.

El polémico, bullicioso y teatral presidente venezolano preconiza en su programa semanal En contacto con Maduro, los indeclinables logros de la revolución bolivariana. Uno de ellos a su decir es el fortalecimiento de los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción)… ¿Qué son los CLAP? Son varias cosas, veamos:  En principio los CLAP son distritos en cada ciudad de Venezuela, numerados y sectorizados. Así mismo carnetizados (ahora con lo que Maduro llama el Carnet de la Patria), para que las familias respectivas se acerquen a hacer compras de víveres en los Supermercados de la Revolución  o de la Gran Misión Alimentaria. A cada CLAP le corresponde un día, máximo dos (en ciudades pequeñas) de compras de víveres por semana. Una vez que las personas se acercan según el día que les toque, realizan largas e interminables colas para lograr llegar al supermercado asignado a comprar la bolsa CLAP… ¿Qué es la bolsa CLAP? Ultimamente ya no es una bolsa sino una caja de cartón con el sello de la Presidencia de la República y de la Gran Misión Alimentaria.  La bolsa o caja CLAP tiene elementos básicos de alimentación y manutención como son: arroz, aceite, mayonesa, la infaltable harinapán (harina precocida de maíz) para la elaboración de las consabidas arepas venezolanas, elementos de aseo personal y de la casa, salchichas, la consabida caraota (fríjol negro venezolano), el papelón (panela), papel tualé (papel de baño), preservativos, pañales de bebé, toallas higiénicas, atunes, pasta, leche en polvo, harina, sardinas enlatadas y mantequilla. Una bolsa o caja CLAP tiene un costo actual para el consumidor de diez mil bolívares fuertes, que en pesos colombianos equivale, según el cambio oficial, a $ 2.874.249. Esto según el anuncio que hizo Maduro el pasado 3 de diciembre de 2016, lo cual causó las iras de la oposición, la MUD (Mesa de Unidad Democrática), porque se afirma que ese dinero equivale al de  dos semanas de trabajo. Y una bolsa o caja CLAP solo cubre una semana de alimentación. De otra parte el salario mínimo autorizado por Maduro para el 2017 equivale a 104.358 Bs, es decir equivale en pesos colombianos a  30.017.126. La cifra parece exorbitante, pero el Bolívar Fuerte tiene escaso poder adquisitivo en Venezuela, una golosina vale cien mil bolívares, por ejemplo. Con el agravante que cada día pierde precio por la constante hiperinflación, Venezuela es el país con la inflación más grande y desbordada del mundo.

Los CLAP serían entonces una posible solución a la crisis alimentaria y de medicinas del país pero ha sido todo lo contrario. ¿Por qué? Veamos: Infortunadamente los dispositivos CLAP no alcanzan a cubrir a toda la población de cada distrito carnetizado. Hay personas llorosas, iracundas e inconformes que dicen hacer colas durante un promedio de 4 a 8 horas al día, para llegar al supermercado y hallarse con la triste realidad de que ya no hay víveres o solo quedan unos cuantos. ¿Qué hacer entonces? Llevar de lo que hay, así tengan mucho de ello en casa. Por ejemplo, llevar aceite así ya se hayan abastecido de aceite, para luego intercambiarlo con quien tenga el producto que el usuario necesita, al estilo trueque. Una tercera opción es comprarle a los bachaqueros, es decir, a los revendedores y/o contrabandistas, quienes logran adquirir los productos subsidiados y los revenden a siete, ocho y más veces su precio original, encareciéndolos de forma absurda. De otra parte, el presupuesto nacional no da abasto para asumir el enorme costo subsidiario de semejante carga alimentaria para todo el país. ¿Por qué? Porque Venezuela es una economía rentista que deriva la principal fuente de sus ingresos de la venta del petróleo crudo, principalmente a los Estados Unidos. Y es una realidad innegable que el precio del barril de petróleo crudo internacional está muy barato, a razón de cuarenta y cinco dólares, ochenta y cinco centavos. Y la actual tendencia del hidrocarburo es a la baja. De otro lado en Estados Unidos hay la tendencia a reemplazar el combustible fósil por otros más livianos y menos contaminantes, como el obtenido a partir de la caña de azúcar.

CONCLUSIONES
Y toda esta triste historia ¿de qué manera afecta a Colombia en particular? El ciudadano venezolano del común ve con asombro y tristeza cómo a unos kilómetros de Venezuela pasando el puente internacional hacia Cúcuta, los supermercados colombianos se hallan suficientemente abastecidos con todo lo necesario. ¿Por qué? Porque la economía de libre mercado de Colombia así lo permite. Ese férreo control de precios que existe en Venezuela y que ha arruinado su industria nacional, no existe en Colombia. Esto ha causado el enojo tanto de Maduro como del gobernador del Estado Táchira quienes afirman que los colombianos buscan obtener pingües ganancias a partir de la crisis alimentaria venezolana, vendiendo productos a precios exorbitantes, los cuales –a su decir-, habrían sido sustraídos de los anaqueles venezolanos por cuenta del contrabando y el bachaqueo, que Maduro lo achaca a la mafia binacional cucuteña y colombiana. Otro motivo de enojo de Maduro es lo que para él es el cambio injusto de divisas en Cúcuta. Él ha denunciado que la circular número 8 del Banco de la República de Colombia permite que las casas de cambio fijen con cierta libertad regulada los precios de las divisas internacionales. Ello ha dado pie para que los cambistas cucuteños especulen con la moneda venezolana, poniéndola muy barata. Según Maduro “rebajándola a precios irreales”.

Mientras tanto ¿qué ha hecho el común de los venezolanos? Emigrar de su país hacia donde la comida se consiga fácil y a precios razonables, sin escasez ni esas terribles e inhumanas colas que muchas veces son inútiles. Por ello hemos visto como a Bogotá llegan familias enteras de venezolanos cada semana, lo mismo a Bucaramanga, Cúcuta, Maicao, Valledupar, Riohacha, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Medellín, Sincelejo y Montería, entre otras ciudades colombianas. Han llegado a nuestras ciudades huyendo de las crueldades de un régimen que se encamina cada día más hacia el totalitarismo. En Colombia se les ha acogido en términos generales bien, pero el creciente número de venezolanos inmigrantes ya empezó a preocupar al gobierno Santos, quien ve cómo los recién llegados desplazan a  nuestros connacionales de las fuentes de trabajo y acceso a salud, educación y vivienda, con una oferta laboral mucho más barata que la local. ¿Qué hacer entonces? Todo parece apuntar a que el gobierno nacional de Colombia endurecerá los controles migratorios hacia los venezolanos para minimizar el creciente impacto de la problemática que aqueja hoy por hoy a la patria natal de Bolívar.


nacoayala@gmail.com

domingo, 12 de marzo de 2017

¿LA FILOSOFÍA NO LE APORTA NADA A UN ESTUDIANTE DE BACHILLERATO ACTUAL?

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¿LA FILOSOFÍA NO LE APORTA NADA A UN ESTUDIANTE DE BACHILLERATO ACTUAL?
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Atrévete a pensar, atrévete a cuestionar racional y críticamente, con libertad de conciencia y de criterios y tendrás a los gobernantes preocupados por ti, porque tu quehacer intelectual los cuestiona y les inspira inseguridad y miedo.
La verdad os hará libres, dijo el apóstol Juan.

NCA 

El controvertido alcalde de Cartagena de Indias, Manuel Duque, en una polémica entrevista televisiva concedida al programa La opinión detrás de la noticia, (noviembre 4 de 2016), el cual se emite en el Canal Cartagena, hizo las siguientes declaraciones sobre la filosofía en el pénsum del bachillerato, las cuales levantaron sensibles ampollas entre los filósofos de Cartagena y de Colombia entera. Veamos lo que dijo el burgomaestre:

“Tenemos que darles herramientas a los muchachos para que, verdaderamente, puedan salir adelante. Un muchacho de esos a los que les dan filosofía, ¿de qué les sirve la filosofía, si estos son muchachos que se la tienen que salir a jugar a la calle? (…) Tú ves un pénsum en la ciudad de Cartagena donde este muchacho está estudiando filosofía y tú dices: ¿Bueno, este muchacho qué va a hacer con eso?".

Estas explosivas declaraciones fueron valoradas de distintas formas en varias facultades universitarias que ofrecen filosofía en Colombia y aun fuera de ella. En la presente columna me propongo fijar mi postura frente a ellas, antes que pasar revista a lo que se dijo aquí y allá respecto de las mismas. ¿La filosofía no le aporta nada a un estudiante de bachillerato actual? ¿La filosofía es un saber inútil? ¿Antes que aprender filosofía se debe aprender formas de ganarse la vida? Veamos.

El común de las personas en Colombia es decir el segmento poblacional que ahora denominan el ciudadano de a pie (que por lo general tienen una escolaridad básica), no suelen tener claridad sobre esa asignatura extraña y poco comprensible que se imparte en la media vocacional colombiana (grados décimo y undécimo), llamada FILOSOFÍA. Si hiciéramos el ejercicio de preguntarle a los ciudadanos desprevenidos en la calle: ¿Qué hace un escritor? El común de las personas nos respondería quizás a este tenor: Escribir cuentos y novelas como lo hizo Gabo, nuestro Premio Nobel de Literatura. Pero si la pregunta fuera ¿Y qué hace un filósofo? La respuesta ahora no sería inmediata y podrían darse varias, al tenor de: Dictar clases, confundir a las demás personas con cosas que ni él mismo entiende, enredar la pita, armar líos innecesarios, decir locuras, hablar sobre el sexo de los ángeles, contradecirse una y otra vez,  etc.

Y la razón para este tipo errático de respuestas es simple: a nivel popular la filosofía poco y nada se entiende, porque no ha calado en el alma del pueblo colombiano. El saber filosófico quedó en Colombia lentamente confinado a las academias, como un ejercicio puramente intelectual del cual se apropian unas selectas élites del conocimiento. ¿De qué se ocupa la filosofía? Del estudio racional de la realidad en su más amplia acepción y extensión. ¿Con qué fin? Para hallar la verdad última de las cosas, del mundo y del hombre mismo en él. ¿Para qué? Para darle sentido y norte a la propia vida, tanto individual como de la especie toda (homo sapiens sapiens).  ¿Cuál es el método de estudio de la filosofía? La racionalidad discursiva no contradictoria. El filósofo se ocupa entonces de formular y aportar al eventual esclarecimiento de las preguntas más formidables que la mente humana se haya podido formular jamás: ¿Qué es el ser? ¿Qué es la realidad? ¿Qué es la verdad? ¿Qué es el cosmos?, ¿Qué (quién) es Dios? ¿Existe Dios?, ¿Qué es lo bueno, qué es lo malo? etc. El saber filosófico entrena la mente joven del chico en: (1) Rigor conceptual (2) Habilidad para saber direccionar y disciplinar la intuición humana y su capacidad de asombro (3) Método científico para abordar problemáticas de su mundo circunvalante inmediato (4) Lógica matemática y lógica discursiva (5) Capacidad para plasmar por escrito sus ideas e hilarlas en un texto tipo ensayo o tipo tratado (6) Capacidad crítica y de toma de postura y por ende, de conciencia, en su aquí y su ahora.  

Muy bien, todo esto ciertamente es muy válido y muy pertinente, pero siguiendo con la lógica popular del alcalde Duque tenemos lo siguiente:  ¿Con el saber filosófico el estudiante de media vocacional se gana la vida? La filosofía es un saber teorético, más que un saber práctico, aunque ambas formas cognitivas no riñen necesariamente en el saber filosófico. Si a los chicos se les enseñan técnicas y saberes prácticos como metalistería, ornamentación, pastelería, sastrería, corte y confección, etc. Indudablemente que con ellos se podrían ganar la vida honradamente en el futuro. Y los bachilleratos que ofrecen esos saberes nos ofrecen numerosos casos, como los colegios industriales de los Padres Salesianos, por ejemplo. Si con la filosofía no se gana un bachiller recién egresado la vida… ¿Para qué se la enseña entonces? La filosofía es un complememento formativo de parte de las ciencias tanto humanas como sociales en el acervo curricular del estudiante, que le permitirá ampliar su mente y conocimientos hacia horizontes de comprensión jamás antes avizorados por él. Ahora bien… ¿qué tipo de filosofía se imparte a nuestros estudiantes? Generalmente se la reduce a HISTORIA DE LAS IDEAS, es decir: tal pensador nació, murió, escribió estas obras, dijo estas cosas y aportó esto al pensamiento universal… ¡Y estudie eso porque le va a salir en el Examen del ICFES!  La esencia medular de la filosofía en las clases así planteadas  queda desvirtuada y enteramente vaciada de contenido. Ello es tanto como reducir el quehacer de la física como ciencia, a la vida, obras y aportes de Isaac Newton.  ¿Cómo se debe enseñar la filosofía entonces? No se la debe reducir a unos autores. Se le debe enseñar al chico a que se la apropie y que la aplique en su propia vida… No se le debe tanto enseñar historia de la flosofía, sino a que él mismo filosofe y piense racional y críticamente su realidad y su propia ubicación en esa realidad.  ¿De qué manera? Problematizando todos los aspectos de la cotidianidad en la cual se halla inmerso y en la que por cierto estamos rodeados de agudos y álgidos problemas.  Preguntas problematizadoras de nuestra realidad podrían ser las siguientes: (1) ¿Los latinoamericanos somos nosotros mismos o somos lo que los extranjeros quieren que nosotros seamos? (2) ¿La tecnología nos ha instrumentalizado y nos ha convertido en marionetas de las grandes empresas tecnológicas del mundo? (3) ¿América Latina es el patio trasero y área de influencia exclusiva de los Estados Unidos de América? (4) ¿Por qué razón nuestra deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) crece cada día más y nuestros gobiernos permiten que las grandes potencias exploten desventajosamente para nosotros nuestros recursos naturales? ¿Cuándo acabaremos entonces de pagar esa deuda? (5) ¿América latina es un conglomerado de países realmente libres? ¿Somos libres pero sobre nosotros pesan formas nuevas de sujeción y servidumbre? (6) ¿El sistema capitalista nos instrumentaliza y compra nuestra fuerza de trabajo como si fuéramos cosas u objetos de uso, pagables con dinero? Etc. La primera de esas preguntas que cuestionará a nuestros chicos podría ser esta: ¿Quién eres tú? De ella se derivan otras, como: ¿Tu ser tú se reduce a un nombre y a unos apellidos? ¿Al lugar donde estás ahora? ¿A lo que llevas puesto? ¿Eres libre o crees ser libre? Si no lo eres ¿Qué o quién te enajena? ¿Por qué lo permites? Etc. Esta sí es la esencia medular de la filosofía, buscar saber de sí mismo en el medio entorno y la propia relación con dicho medio, para repotenciar nuestro presente y proyectar nuestro futuro.

CONCLUSIONES: No es que la filosofía no le aporte nada a nuestro estudiante actual de bachillerato, es que no se la hemos sabido impartir, señor alcalde de Cartagena, quizás usted mismo fue victima de ello. No le hemos abierto los ojos a nuestros muchachos con la lente de la crítica racional y social. Les mal enseñamos que la filosofía es un aburrido elenco de frases, libros, dichos y autores que hay que memorizar y repetir sin ton ni son. ¿Y por qué se ha hecho así? No es gratuito, la filosofía propiamente enseña a pensar metódicamente con libertad, sentido crítico, autonomía y toma de conciencia. Y no hay nada que asuste más al ser humano que el propio ser humano pensando sin ataduras ni restricciones. La filosofía que enseñan los centros confesionales católicos minimiza a los autores ateos (Marx, Nietszche, Sartre, etc.) Y le dan exagerada importancia a los teístas (San Agustín, Santo Tomás, San Anselmo, etc.). ¿Por qué lo hacen así? Porque les da miedo que los jóvenes se inclinen hacia el ateísmo y lo abracen como forma de vida. La filosofía les da alas metodológicas, racionales y críticas al pensamiento y a la conciencia para que conquisten horizontes nuevos e inexplorados de sentido y trascendencia. No para repetir y repasar los mismos trillados senderos que otros antes que nosotros ya recorrieron. Aprendamos de la historia pero no nos quedemos eternamente contemplándola en el pasado. Asumamos la construcción de nuestra propia conciencia y aventura del pensamiento libre, para abrir nuevos senderos y hacer nuestra propia historia de frente al porvenir.    


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