martes, 14 de marzo de 2017

COLOMBIA INVADIDA POR INMIGRANTES VENEZOLANOS


COLOMBIA INVADIDA POR INMIGRANTES VENEZOLANOS
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Sé indulgente cuando subas para que lo sean contigo cuando bajes.

(Refrán popular colombiano)

Con mayor énfasis a partir del año 2015 los colombianos hemos venido viendo cómo a nuestras principales ciudades llegan semana tras semana numerosos ciudadanos venezolanos, quienes huyen de la inseguridad, la falta de empleo, la falta de asistencia en materia de salud, la pérdida galopante del poder adquisitivo de su moneda (el Bolívar Fuerte) y sobre todo, del preocupante desabastecimiento alimentario y de medicinas que padece el vecino país. ¿Cómo es posible que en Venezuela haya hambruna y falta de víveres y fármacos, siendo el país considerado con las mayores reservas petroleras del mundo? Difícil de creer pero así es, hasta el punto que ello ha provocado un éxodo masivo de venezolanos, en orden de preferencia, hacia los siguientes países: Colombia, Estados Unidos, Panamá, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Perú, Ecuador, Costa Rica y Argentina, entre los principales destinos. Esta es una realidad que el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro Moros se esfuerza en desconocer y que busca a todo trance evitar que se vea reflejado en los medios noticiosos de su sufrido y amordazado país. Cuando una noticia de estas se cuela entre los medios nacionales venezolanos, Maduro truena contra ese medio noticioso, tildándolo de: fascista, anti-revolucionario, ultraderechista y mentiroso, como ya ha pasado alguna vez.

El polémico, bullicioso y teatral presidente venezolano preconiza en su programa semanal En contacto con Maduro, los indeclinables logros de la revolución bolivariana. Uno de ellos a su decir es el fortalecimiento de los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción)… ¿Qué son los CLAP? Son varias cosas, veamos:  En principio los CLAP son distritos en cada ciudad de Venezuela, numerados y sectorizados. Así mismo carnetizados (ahora con lo que Maduro llama el Carnet de la Patria), para que las familias respectivas se acerquen a hacer compras de víveres en los Supermercados de la Revolución  o de la Gran Misión Alimentaria. A cada CLAP le corresponde un día, máximo dos (en ciudades pequeñas) de compras de víveres por semana. Una vez que las personas se acercan según el día que les toque, realizan largas e interminables colas para lograr llegar al supermercado asignado a comprar la bolsa CLAP… ¿Qué es la bolsa CLAP? Ultimamente ya no es una bolsa sino una caja de cartón con el sello de la Presidencia de la República y de la Gran Misión Alimentaria.  La bolsa o caja CLAP tiene elementos básicos de alimentación y manutención como son: arroz, aceite, mayonesa, la infaltable harinapán (harina precocida de maíz) para la elaboración de las consabidas arepas venezolanas, elementos de aseo personal y de la casa, salchichas, la consabida caraota (fríjol negro venezolano), el papelón (panela), papel tualé (papel de baño), preservativos, pañales de bebé, toallas higiénicas, atunes, pasta, leche en polvo, harina, sardinas enlatadas y mantequilla. Una bolsa o caja CLAP tiene un costo actual para el consumidor de diez mil bolívares fuertes, que en pesos colombianos equivale, según el cambio oficial, a $ 2.874.249. Esto según el anuncio que hizo Maduro el pasado 3 de diciembre de 2016, lo cual causó las iras de la oposición, la MUD (Mesa de Unidad Democrática), porque se afirma que ese dinero equivale al de  dos semanas de trabajo. Y una bolsa o caja CLAP solo cubre una semana de alimentación. De otra parte el salario mínimo autorizado por Maduro para el 2017 equivale a 104.358 Bs, es decir equivale en pesos colombianos a  30.017.126. La cifra parece exorbitante, pero el Bolívar Fuerte tiene escaso poder adquisitivo en Venezuela, una golosina vale cien mil bolívares, por ejemplo. Con el agravante que cada día pierde precio por la constante hiperinflación, Venezuela es el país con la inflación más grande y desbordada del mundo.

Los CLAP serían entonces una posible solución a la crisis alimentaria y de medicinas del país pero ha sido todo lo contrario. ¿Por qué? Veamos: Infortunadamente los dispositivos CLAP no alcanzan a cubrir a toda la población de cada distrito carnetizado. Hay personas llorosas, iracundas e inconformes que dicen hacer colas durante un promedio de 4 a 8 horas al día, para llegar al supermercado y hallarse con la triste realidad de que ya no hay víveres o solo quedan unos cuantos. ¿Qué hacer entonces? Llevar de lo que hay, así tengan mucho de ello en casa. Por ejemplo, llevar aceite así ya se hayan abastecido de aceite, para luego intercambiarlo con quien tenga el producto que el usuario necesita, al estilo trueque. Una tercera opción es comprarle a los bachaqueros, es decir, a los revendedores y/o contrabandistas, quienes logran adquirir los productos subsidiados y los revenden a siete, ocho y más veces su precio original, encareciéndolos de forma absurda. De otra parte, el presupuesto nacional no da abasto para asumir el enorme costo subsidiario de semejante carga alimentaria para todo el país. ¿Por qué? Porque Venezuela es una economía rentista que deriva la principal fuente de sus ingresos de la venta del petróleo crudo, principalmente a los Estados Unidos. Y es una realidad innegable que el precio del barril de petróleo crudo internacional está muy barato, a razón de cuarenta y cinco dólares, ochenta y cinco centavos. Y la actual tendencia del hidrocarburo es a la baja. De otro lado en Estados Unidos hay la tendencia a reemplazar el combustible fósil por otros más livianos y menos contaminantes, como el obtenido a partir de la caña de azúcar.

CONCLUSIONES
Y toda esta triste historia ¿de qué manera afecta a Colombia en particular? El ciudadano venezolano del común ve con asombro y tristeza cómo a unos kilómetros de Venezuela pasando el puente internacional hacia Cúcuta, los supermercados colombianos se hallan suficientemente abastecidos con todo lo necesario. ¿Por qué? Porque la economía de libre mercado de Colombia así lo permite. Ese férreo control de precios que existe en Venezuela y que ha arruinado su industria nacional, no existe en Colombia. Esto ha causado el enojo tanto de Maduro como del gobernador del Estado Táchira quienes afirman que los colombianos buscan obtener pingües ganancias a partir de la crisis alimentaria venezolana, vendiendo productos a precios exorbitantes, los cuales –a su decir-, habrían sido sustraídos de los anaqueles venezolanos por cuenta del contrabando y el bachaqueo, que Maduro lo achaca a la mafia binacional cucuteña y colombiana. Otro motivo de enojo de Maduro es lo que para él es el cambio injusto de divisas en Cúcuta. Él ha denunciado que la circular número 8 del Banco de la República de Colombia permite que las casas de cambio fijen con cierta libertad regulada los precios de las divisas internacionales. Ello ha dado pie para que los cambistas cucuteños especulen con la moneda venezolana, poniéndola muy barata. Según Maduro “rebajándola a precios irreales”.

Mientras tanto ¿qué ha hecho el común de los venezolanos? Emigrar de su país hacia donde la comida se consiga fácil y a precios razonables, sin escasez ni esas terribles e inhumanas colas que muchas veces son inútiles. Por ello hemos visto como a Bogotá llegan familias enteras de venezolanos cada semana, lo mismo a Bucaramanga, Cúcuta, Maicao, Valledupar, Riohacha, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Medellín, Sincelejo y Montería, entre otras ciudades colombianas. Han llegado a nuestras ciudades huyendo de las crueldades de un régimen que se encamina cada día más hacia el totalitarismo. En Colombia se les ha acogido en términos generales bien, pero el creciente número de venezolanos inmigrantes ya empezó a preocupar al gobierno Santos, quien ve cómo los recién llegados desplazan a  nuestros connacionales de las fuentes de trabajo y acceso a salud, educación y vivienda, con una oferta laboral mucho más barata que la local. ¿Qué hacer entonces? Todo parece apuntar a que el gobierno nacional de Colombia endurecerá los controles migratorios hacia los venezolanos para minimizar el creciente impacto de la problemática que aqueja hoy por hoy a la patria natal de Bolívar.


nacoayala@gmail.com

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